viernes, 5 de octubre de 2012

De Gremios, planes de gobierno y autonomía


Por Jorge Duarte*
Desde hace meses presenciamos una intensa interna entre gremios de la CGT que expresa divergencias en las cúpulas gremiales y, a su vez, encuentra un notable correlato en las internas del peronismo, convertido desde hace tiempo en partido de gobierno. Fisgoneemos sobre las raíces de las divergencias y sus implicancias para las fuerzas de los trabajadores organizados.
Las centrales sindicales son la expresión más alta de la organización de los trabajadores para defender sus intereses con independencia de los partidos políticos, de los gobiernos de turno y de las empresas. Esa herramienta, fundamental como contrapeso del poder del capital, representa un espacio de intervención política, no mediada por los partidos, que permite la articulación de fuerzas de sectores diversos con objetivos de clase en común. Centrales sindicales con poder de movilización y amplio consenso son las puntas de lanza para la consecución de objetivos políticos y gremiales que superen los postulados de los partidos. En este contexto, no es menor recordar que la CGT es la principal central de trabajadores de la Argentina, la que cuenta con la tan mentada personería gremial y la que mayor cantidad de trabajadores afiliado posee.
Desde hace poco más de un año se rompió la alianza estratégica que sostenían el gobierno nacional y la CGT encabezada por el líder camionero Hugo Moyano. Ese episodio, que se expresó en el fin del diálogo, apartó a los líderes sindicales de los espacios de toma de decisiones. Además, precipitó la separación de caminos luego de 7 años en los que la CGT respaldó las políticas del gobierno nacional y colocó al líder camionero como principal opositor. Camioneros, base de poder real y trampolín político de Hugo Moyano, se consolidó liderando una gran cantidad de gremios que el pasado 12 de julio eligieron autoridades de la CGT Azopardo y actualmente tienen vínculos políticos con diversos espacios peronistas disidentes con el oficialismo.
Esta bifurcación de caminos, que además provocó la fractura de la central sindical entre opositores y oficialistas al gobierno nacional (CGT Azopardo y CGT Balcarce), encuentra un lugar en la propia dinámica interna del peronismo. En la búsqueda despiadada por la sucesión luego de casi una década de kirchnerismo, el nombre de Hugo Moyano comenzó a calar fuerte como foco de atención por su poder de movilización y su capacidad de aglutinar referencias que parecían distantes. De esta manera, las centrales sindicales que derivaron de la ruptura de la CGT se encolumnaron detrás de los intereses derivados de las internas peronistas, relegando a un segundo plano las reivindicaciones de los trabajadores y sus necesidades. Aquella herramienta independiente y de clase, se convirtió en un arma de negociación partidaria con Moyano aglutinando referentes peronistas opositores y la CGT Balcarce apoyando al gobierno nacional.

Plan de gobierno: ¿Gremios al sillón de Rivadavia?
El miércoles pasado en La Falda, Provincia de Córdoba,  la CGT Azopardo presentó el Programa de 21 puntos para una Argentina con Justicia Social. Ese lanzamiento ante un auditorio colmado, dio luz a un documento que incluye un paquete de medidas gremiales, educativas, productivas, sobre recursos naturales, política energética, etc. que se gestó en el seno de la central sindical. Esos 21 puntos, sobre los cuales Moyano expresó que pretende que se conviertan en un programa de gobierno, sentarán las bases sobre la cual se reagruparán las filas dispersas del peronismo para poder dar batalla en las elecciones legislativas 2013 y en las presidenciales de 2015. Para llegar preparado a esas contiendas, Moyano dijo estar dispuesto a discutir con “todos los sectores de la sociedad” (eufemismo que utiliza para referirse a sectores del peronismo que se encuentran en la vereda de enfrente del gobierno nacional). De esta manera, el pasado miércoles se convirtió en el día en que la cúpula de la CGT Azopardo formalizó que se lanzará en el desafío de transformar el importante poder de movilización con el que cuenta en votos. Objetivo complejo y con pronóstico reservado.
Lo que queda claro en estas idas y vueltas de la política sindical cruzada por la política partidaria, es que hasta el momento el movimiento obrero argentino no ha logrado construir herramientas sindicales e instrumentos políticos que circulen por carriles autónomos. Esas confusiones de objetivos y alcances de cada uno de los espacios, fueron las que permitieron que la central de trabajadores esté al lado de gobiernos entreguistas y son las mismas que hoy permiten que los sindicatos prioricen intereses partidarios, de gobierno o, incluso, personales, por sobre los intereses de los trabajadores que deben defender. Para graficar esta confusión que coloca divisiones irreales y traslada internas partidarias al seno del movimiento obrero organizado, Agustín Tosco -emblemático líder sindical- decía “la división que debe hacerse es entre quienes están consecuentemente con la lucha del pueblo y quienes están con la entrega”. Toda otra separación sólo afecta a los intereses de los trabajadores organizados, debilita sus herramientas de lucha y los coloca en una situación de debilidad ante las fuerzas del capital.
Los gremios y las centrales de trabajadores de Argentina se deben un profundo debate de cara a la sociedad sobre el modelo sindical: democracia, participación, estructura, funcionamiento, representación, autonomía, alcances, etc. son algunos de los ejes de abordaje ineludible.  Mientras que entre 2001 y 2011 se incrementó el 38% la cantidad de trabajadores en el país, el números de afiliados creció un 25% impactando en una caída del nivel de sindicalización que ronda el 37% de los asalariados registrados del sector privado. Esas cifras se encuentran lejos del 44% que se registraba en 1989, por ejemplo. Seguramente cuando el postergado debate se produzca crecerá la confianza que hoy todavía tambalea.
Con herramientas gremiales autónomas de las empresas y de los partidos políticos, que logre consenso y legitimidad entre los trabajadores, se podrá elevar la tasa de sindicalización, aumentar el poder del movimiento obrero organizado y ampliar derechos sin necesidad de recurrir a una interna partidaria, por más que dicha interna tenga como escenario al partido de gobierno.

* Periodista especializado en temas gremiales / Conductor de En Casa Hablamos FM Radio Sur 88.3 / http://escritosdeclase.blogspot.com.ar/ @ludistas
Nota originalmente publicada en Marcha

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