viernes, 24 de mayo de 2013

2003-2013 Paritarias: períodos y participación de los trabajadores en la riqueza

Por Jorge Duarte* @ludistas

Las negociaciones colectivas regresaron luego de haber sido prácticamente nulas en los años 90´s. Este fenómeno deja interesantes datos sobre regularidades y dispersiones determinantes de períodos claros, y al mismo tiempo una evolución y un estancamiento en lo vinculado a la participación de los trabajadores en la riqueza generada. Analicemos en detalle:

Nuevas viejas reglas de juego
Los convenios colectivos de trabajo y las paritarias sectoriales determinan las remuneraciones y las condiciones de trabajo de aquellos trabajadores a los cuales se aplica el acuerdo que se ha alcanzado. Además, las mismas negociaciones tripartitas hacen posible que empleadores y trabajadores definan, mediante acuerdo, las normas que regirán sus relaciones recíprocas. Esta negociación que se produce entre las patronales y los gremios del sector es mediada por representantes del Ministerio de Trabajo de la Nación. Es importante aclarar que los convenios firmados en estas instancias alcanzan a todos los trabajadores del sector, más allá de si se encuentran afiliados o no al sindicato que los representa.
Luego de años en los que las negociaciones colectivas de trabajo fueron prácticamente nulas, de 2003 a la fecha se puede detectar un notable incremento en convenios y acuerdos colectivos. Según un informe difundido por el Observatorio del Derecho Social podemos afirmar que: “En términos generales, entre los años 2003 y 2011 existió un crecimiento de la negociación salarial por rama de actividad, que al mismo tiempo posibilitó obtener incrementos de los salarios en términos reales. De esta manera, existe una fuerte ruptura con la dinámica existente en los años '90, ya que por entonces la negociación colectiva salarial fue prácticamente inexistente, y en términos generales se encontraba atada a la existencia de aumentos de productividad y se realizaba en forma descentralizada”.
Sin duda se encuentra una diferencia con la década anterior, ya que el crecimiento económico experimentado fue acompañado por un incremento muy importante de puestos de trabajo. Es muy gráfico mencionar que la tasa de desocupación descendió del 20,4% en 2003 al 7,9% en la actualidad. Con variaciones de un punto la tasa de desempleo se encuentra en esos valores desde hace más de 2 años. También es importante recalcar que ese crecimiento del empleo no fue acompañado de la misma manera por incrementos salariales que apunten a remuneraciones superiores a las de los 90´s. El auge en la creación de empleo deja deudas pendientes en cuanto a la calidad de los empleos generados, observándose profundos procesos de precarización.


Economía y actualizaciones salariales
El estado ha cumplido un rol muy importante como elemento dinamizador de la economía desde 2003, a través de diversos factores: la reactivación y el sostenimiento de la obra pública, el aumento de los subsidios sociales y la ampliación de las coberturas sociales existentes. Este posicionamiento del estado, activo impulsor de la recuperación económica post crisis 2001, ha sido constantemente remarcado desde el discurso del gobierno nacional. Sin embargo, esa política encontró un límite determinante marcado por los altísimos índices de informalidad laboral. El trabajo no registrado no pudo perforar el piso del 33% en ningún momento del período. Las consecuencias del trabajo informal son claras, los salarios de los trabajadores no registrados son, aproximadamente, un 30% menores a los que perciben por el mismo trabajo quienes se encuentran registrados. Otros que han quedado excluidos del crecimiento han sido los trabajadores estatales que no han ganado poder adquisitivo en los últimos años, sino por el contrario, han tendido a la baja a causa del proceso inflacionario y de las magras condiciones que ofrecen especialmente municipios y provincias.
La variación de los salarios convencionales presenta en los últimos años importantes disparidades. A partir del año 2007 con la reaparición de la inflación como factor decisivo se registra una mayor dispersión de las negociaciones salariales. En el mismo sentido, el fuerte impulso inicial del Salario Mínimo, Vital y Móvil también perdió parte de su dinamismo a partir de ese año y la conflictividad laboral comenzó a crecer.
Las disparidades de los acuerdos salariales que se pactan en los últimos tiempos dependen de dos factores fundamentales, por un lado la capacidad de negociación (basada en el grado de organización) del gremio que se sienta a la mesa y, por otro, de la realidad económica de la actividad sobre la que se negocia. En esta dinámica entre el crecimiento del sector y la organización y capacidad de movilización de los gremios, suelen cerrarse los acuerdos salariales.
El siguiente cuadro refleja los incrementos pactados en la negociación colectiva por actividad entre 2006 y 2012.

Cuadro Nº1: Negociación colectiva pactadas por actividad. 2006-2012
Gremio
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
UOM
19%
19,1%
32,45%
18%
25%
26,5%
23%
UOCRA
19%
16,5%
19,5%
15,5%
27%
24%
24%
Comercio
19%
23%
20%
$300
27%
30%
24%
Enseñanza
40%
23,8%
19,2%
15,5%
23,4%
22%
19,7%
Estatales Nacionales
19%
16,5%
19,5%
15,5%
21%
24%
21%
Alimentación
19%
16,5%
31%
20%
35,2%
29,6%
27,5%
Salario Mínimo Vital y Móvil
27%
22,5%
26,5%
21%
22,7%
20%
25%
Fuente: Observatorio del Derecho Social CTA

Como vemos hay una cierta paridad en los aumentos conseguidos por los diversos gremios hasta 2007, y a partir de 2008 los porcentajes acordados por las distintas paritarias sectoriales comienzan a mostrar una dispersión importante, oscilando en ese año en una franja de más de 10 puntos. Mientras que en 2009 se estabilizan nuevamente los porcentajes de aumentos pactados, en 2010 se vuelve a hacer presente el fenómeno de dispersión mostrando sus picos más altos entre el 21% conseguido por los trabajadores estatales y el 35,2% logrado por los trabajadores de la industria de la alimentación. Esto se sostiene hasta la actualidad y se expresa en el crecimiento de la conflictividad, las rupturas en las centrales sindicales y la disputa creciente por la apropiación de la renta.


División del movimiento obrero organizado y participación en la renta
Hay varios motivos que se presentan a la hora de explicar las divisiones en el movimiento obrero organizado en los últimos años. Las razones político partidarias, las relaciones personales, las ambiciones individuales y los modos de conducción agotados, por mencionar son sólo algunos de ellos. Sin embargo, mayormente no hay explicaciones que releven cuestiones estructurales, económicas y sindicales. Avancemos desde esa perspectiva entonces.
Durante la década menemista, que derivara en la gran crisis del 2001, se produjo una pérdida constante de la participación de los trabajadores en la riqueza producida. Sin embargo, el golpe de gracia a los trabajadores se expresó en la gran pérdida salarial que provocó en los asalariados la devaluación post crisis de 2001. Esto queda expresado en una caída de 7% de la participación de los trabajadores en la riqueza en el lapso de 12 meses. A partir de 2003, con el comienzo del período kirchnerista se abre una etapa de recuperación acompañada de la creación de millones de empleos. Esta etapa de “romance”, coincidió, y no casualmente, con un momento de quietud en las centrales sindicales. Encontramos una CGT encolumnada detrás de la figura de Moyano y una CTA sin fracturas bajo la conducción de De Gennaro (hasta 2006) y de Yasky (de 2006 a 2010).
El siguiente cuadro expresa el nivel de participación de los trabajadores en las riquezas producidas desde 1993 a 2011:
Cuadro Nº2: Participación de los trabajadores en la riqueza producida. 1993-2011
Fuente: Revista Apuntes para el Cambio
Como vemos, la pendiente decreciente se mantiene desde 1993 a 2001 y se produce una caída brusca, fruto de la devaluación en 2002. Desde 2003 comienza el período de recuperación que se mantiene hasta 2009. Vale remarcar que si bien la pendiente es positiva hasta 2009, el valor alcanzado no supera los números iniciales (1993). Ahora bien, desde 2009 a 2011 vemos que en lugar de crecer la participación de los trabajadores, comienza a decrecer. Esa pendiente negativa hace que se pierdan 2,8 puntos porcentuales en dos años, sobre un total de 10 puntos porcentuales recuperados en todo el período.
La caída en la participación en la riqueza de los trabajadores es contemporánea con las crecientes tensiones dentro de las centrales sindicales. En 2010, en el marco de la disputa por la conducción de la CTA que enfrentó a Micheli y a Yasky se produjo una fractura que hasta el día de hoy no pudo saldarse. El resultado de ese quiebre dejó una CTA de tinte opositor encabezada por Pablo Micheli y una CTA cercana al gobierno nacional encabezada por Hugo Yasky. En 2011 comenzó, además, el proceso de distanciamiento que terminó en el alejamiento definitivo de Hugo Moyano, Secretario General de la CGT, del gobierno nacional y la posterior ruptura de la Confederación General del Trabajo. ¿Es casual que surjan estas divisiones cuando los trabajadores pierden peso en la participación en las ganancias? Repasemos algunos datos más.
En el período que va de 2004 a la actualidad, también se experimentó un aumento exponencial de las negociaciones colectivas de trabajo. Esto se hizo posible a raíz de que en marzo de 2004 se aprobó la ley 25.877, que derogó la denominada “Ley Banelco” de flexibilización laboral y estableció un nuevo marco jurídico para las negociaciones colectivas. Entre 2004 y 2010 encontramos que se produjo un aumento del 585% de la cantidad de negociaciones colectivas acordadas entre los trabajadores (representados por sus gremios) y las patronales:
Cuadro N°3: Cantidad de negociaciones colectivas por año. 2004-2012
Año
Cantidad de negociaciones
2004
348
2005
568
2006
930
2007
1027
2008
1231
2009
1331
2010
2038
2011
1864
2012
1714
Fuente: Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social
A partir de 2011 notamos un retroceso entre los acuerdos firmados con respecto al año anterior. Esto se expresa también en 2012 en el que persisten los problemas para cerrar acuerdos colectivos. Un informe presentado por SEL-Consultores del mes de junio de 2012 expresaba que el 47% de los convenios colectivos del año se negociaba con retraso. Estos problemas se vinculan con el aumento de la conflictividad y con el freno de la economía que impone incertidumbre entre las partes.
Por su parte, la conflictividad gremial, que en el país se mantenía en valores bajos y relativamente estables en el período de post convertibilidad, se disparó en 2011. Mientras que en 2010 se relevaron un total de 385 conflictos, encontramos que en 2011 la cifra relevada llegó a un total de 754. De esta manera nos topamos con que el aumento de conflictos entre 2010 y 2011 fue de un 96%. El aumento de la conflictividad se consolidó en 2012, año en el que se relevaron 779 conflictios, un 3,3% más que en 2011. El aumento de la conflictividad se mantiene en 2013, en medio de la dispersión de las fuerzas organizadas de los trabajadores causada por las fracturas en las centrales sindicales.
Entonces encontramos que entre 2009 y 2011 cae la participación de los trabajadores en las riquezas, se detiene el ritmo de aumento de la firma de las negociaciones colectivas, aumenta la conflictividad gremial y se produce una dispersión de las fuerzas organizadas de los trabajadores. Estos cuatro factores, combinados con el parate que presentan las variables económicas (retroceso en algunos casos), exhiben un panorama complejo a enfrentar por los trabajadores. Las divisiones en el movimiento obrero parecen expresar un freno a las posibilidades de imponerse en la puja distributiva y aporta al retroceso de la participación de los trabajadores en la riqueza.
En una Argentina en la que hay menos para repartir por la caída en la producción, la fuerza que consigan articular los trabajadores organizados será fundamental para revertir su retroceso en la participación en la riqueza producida. Si bien la fragmentación pareciera ser un freno, la respuesta de los asalariados se plasma en el aumento de la conflictividad, demostrando que sigue firme la lucha para recomponer una variable que recién araña los valores de los noventa y que todavía está lejos de lo que supo ser a mediados de 1970.

*Periodista especializado en temas gremiales / http://escritosdeclase.blogspot.com.ar  / @ludistas

sábado, 18 de mayo de 2013

Videla: la represión y su sentido

Por Jorge Duarte @ludistas

La muerte del ex dictador Jorge Rafael Videla presenta un momento para la reflexión sobre lo que representó la dictadura para el Movimiento Obrero Argentino. Con intereses que respondían a los grandes capitales nacionales y transnacionales, “los milicos” reprimieron, secuestraron, torturaron y mataron. Detrás de la violencia, un modelo económico, un modelo de país y el germen de la exclusión de millones.


La brutalidad de la dictadura militar que accede al poder el 24 de marzo de 1976 no era un sinsentido. La represión al movimiento obrero organizado se había exacerbado post Cordobazo y luego con la creación de la triple A en plena democracia. Previo al golpe de estado de 1976, dos de los referentes del Cordobazo murieron como consecuencia de las persecuciones. Agustín Tosco falleció en la clandestinidad sin poder ser atendido y Atilio Lopez fue asesinado de 130 balazos por la Alianza Anticomunista Argentina. Agotada la salida represiva en democracia y con una crisis política abierta por la muerte de Perón, los militares irrumpieron con el objetivo de poner “orden” ante una situación que amenazaba los intereses de los grandes poderes económicos.
Una severa reforma financiera, endeudamiento externo y desindustrialización fue el contexto económico que impuso la dictadura a la brutal represión que blandía sobre los que resistían. Gracias a la liberalización económica, el plan cívico-militar logró que la industria deje ser el núcleo dinamizador de la economía nacional. Estas decisiones lograron que en los primeros años posteriores al golpe cívico-militar cierren más de 20.000 establecimientos fabriles. Como consecuencia directa se puede mencionar que el producto bruto del sector industrial cayó cerca de un 20% entre 1976 y 1983.
El foco central de resistencia a la dictadura cívico-militar se encontraba en el Movimiento Obrero Organizado. Los sindicatos y comisiones internas combativas enfrentaron al régimen dictatorial, a patronales que elaboraban listas negras y a los dirigentes participacionistas que entregaban a quienes resistían las conducciones burocratizadas. Estos dirigentes gremiales y militantes de base fueron los más atacados por la represión. Las cifras expresan que el 67% de los desaparecidos son trabajadores, fundamentalmente activistas de base.
Esta sociedad entre militares y patrones se evidenció desde el primer día de la dictadura. El 25 de marzo de 1976, a sólo 24 horas de haber asumido de facto el gobierno, el Comunicado N°4 de la Dictadura expresaba: "Se comunica a la población que todas las fuentes de producción y lugares de trabajo estatales y privados, serán considerados de interés militar". Ese mismo día el Comunicado N°25 disponía la intervención de la CGT y la confiscación de sus fondos. Decisioness claras que determinan el nivel de protección a los patrones y sus bienes, mientras que buscan desarticular el órgano de asociación de los trabajadores y le confiscan sus recursos.
Con sus organizaciones sindicales y sociales intervenidas, la Ley de Contrato de Trabajo derogada y, posteriormente reemplazada por la Ley 21400/76 que obligaba a desistir de las huelgas, la implantación de un régimen de despido sin causa y la eliminación de los fueros gremiales se buscó desarticular la actividad sindical. A pesar de estas medidas disuasorias, se contabilizan por decenas las acciones gremiales que se llevaban adelante. En el transcurso de 1976 se verifica un total de 89 conflictos sólo en grandes empresas.
Fruto de las políticas económicas y del nuevo patrón de acumulación instaurado por la dictadura cívico-militar sostenido a fuerza de represión, la participación de los trabajadores en el ingreso nacional se redujo  del 43% en 1975 (previo al golpe) al 22% en 1982 (cuando entregaron el poder). En el transcurso de sus casi 7 años en el gobierno, la dictadura no sólo había logrado detener el avance de las reivindicaciones de los trabajadores organizados, sino que había destruido derechos y fundamentalmente había impuesto un nuevo orden de corte liberal que tendría continuidad desde lo económico.

La destrucción de los ingresos de los trabajadores, la desarticulación de sus fuerzas y sus organizaciones, la aparición de la desocupación como disciplinador y el germen de la exclusión de millones se la debemos a los videlas y a los representantes de los grandes intereses económicos de ayer y de hoy. Videla se murió, sin embargo los intereses que defendió hasta el último día siguen vivos en la desocupación, el trabajo no registrado, la tercerización, las persecuciones gremiales y los salarios de hambre.

miércoles, 15 de mayo de 2013

De regreso a octubre


Por Jorge Duarte*
Con la presentación del Partido de la Cultura, la Educación y el Trabajo (CET) se empezó a clarificar el panorama de cara a la participación de las distintas centrales sindicales en las elecciones de octubre. Sumar candidatas a distintos espacios, armar una herramienta electoral propia o salir en busca de alianzas políticas parecen ser los caminos elegidos.

La pretensión estratégica de los sectores sindicales de tener candidatos propios que se conviertan en sus representantes en los diversos espacios parlamentarios no es nueva. Hace años sucede con expresiones variadas y con resultados diversos. Con un movimiento obrero organizado disperso y una realidad que muestra cinco centrales sindicales se complejiza la situación. Todos buscan posicionarse para obtener algunos cargos a través de las urnas y plantarse como parte de alguna alternativa viable de cara a las elecciones de 2015. Las negociaciones por los cargos no comenzaron, pero sí quedan claras las primeras cartas que jugarán cada uno y cuáles son sus intenciones.
Moyano, con el lanzamiento del CET, busca enmarcar un armado peronista clásico que reúna todas las expresiones hoy alejadas del Kirchnerismo. Hasta el momento el líder camionero logró captar la atención de los gobernadores peronistas no kirchneristras, el espacio bonaerense encabezado por De Narváez y expresiones peronistas minoritarias de otras provincias. Antiguos aliados k, opositores acérrimos o cercanos hoy alejados son bien recibidos por el Moyanismo. Seguramente, el líder de la CGT Azopardo utilizará su poder de movilización para negociar la incorporación de sus hombres en los armados de listas y buscará que su espacio se convierta en la ambulancia que recoja a los heridos que dejen las disputas internas del kirchnerismo cuando se debatan cargos. Estructura de reconstrucción del peronismo tradicional.
La CGT Alsina, que lidera el metalúrgico Caló, irá por cargos en las listas del Frente Para la Victoria y buscará colocar a sus hombres en lugares que les garanticen representación. La expectativa de máxima pretendida por la central será obtener el 30% de los cargos, pero seguramente se conformarán con bastante menos. El apoyo brindado por la CGT Alsina al gobierno que encabeza Cristina Fernández de Kirchner incluyó jugadas fuertes, como la fractura de la tradicional CGT y esperan que ese gesto (entre otros) sea recompensado en su justa medida. Además, con la figura de Víctor Santa María a la cabeza, buscará hacer pie en las elecciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires donde el FPV suele hacer agua. Buscará consolidarse como el brazo obrero del kirchnerismo.
Con poco para negociar, pero de los primeros en elegir candidato, se encuentra Luis Barrionuevo. Desde hace tiempo el dirigente gastronómico y líder de la debilitada CGT Azul y Blanca optó por poner todas sus fichas al cordobés De la Sota y ahí espera poder colar sus fichas. Barrionuevo, en el último año, mostró gestos de acercamientos al líder camionero, Hugo Moyano, y la figura de De la Sota los puede terminar de encolumnar detrás de un mismo proyecto que busque disputarle las banderas del Peronismo al kirchnerismo. Veremos si los egos y los deseos concluyen en armado político o las fotos y las intenciones se diluyen.
En la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) no es muy diferente el horizonte. La CTA liderada por  Hugo Yasky, volcada al apoyo del gobierno nacional en diversas vertientes, buscará colar algún candidato ya sea por el FPV o por listas aliadas. Por otra parte, la CTA que encabeza Pablo Micheli buscará cerrar su apoyo a un espacio de centro-izquierda -símil FAP-. Hubo rumores y más rumores sobre la posible candidatura de Pablo Micheli, sin embargo no queda claro si será él uno de los hombres que represente a la central con aspiraciones parlamentarias. Desde el seno de la central se teme que una candidatura de su líder pueda rifar en las urnas lo que están construyendo desde el quiebre de la central en 2011. La apuesta por candidatos y el apoyo a un proyecto político que supere lo sindical no termina de convencer a muchos y seguirá siendo debatido, aunque la última palabra la tendrá Micheli.
La diversidad de posturas en torno a cómo participar en las elecciones de octubre es una expresión más de la fragmentación del movimiento obrero organizado. Las conducciones definen estrategias, arman alianzas, discuten candidatos y cierran acuerdos. Los trabajadores serán quienes tengan la última palabra y con su voto expresarán su apoyo o su desagrado.

*Periodista especializado en temas gremiales / http://escritosdeclase.blogspot.com.ar  / @ludistas
Nota originalmente publicada en Marcha

viernes, 3 de mayo de 2013

Problemas laborales en la CABA, reflejo de políticas PRO


Por Jorge Duarte @ludistas

El Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires publicó el informe “Mercado de trabajo en la Ciudad”. Los resultados estadísticos son claros y marcan el impacto de las políticas locales (o carencia de ellas), para atender los problemas sociales vinculados al empleo. 

El trabajo no registrado, principal problema ocupacional de los trabajadores argentinos, desde la llegada del PRO al gobierno ha revertido su tendencia a la baja en el plano local y volvió a crecer. De esta manera el empleo no registrado ubicado en el 25% para la Ciudad en 2007, con la gestión macrista se ubicó según las últimas mediciones de fines de 2011 en 27%. Esta suba representa un crecimiento del 8% en el primer período de gestión del PRO. El fenómeno tiene estrecha vinculación con la falta de compromiso del gobierno local para viabilizar inspecciones en su rol de policía del trabajo. 

Al desmenuzar los datos sobre el empleo no registrado, encontramos una concentración del fenómeno en las comunas del sur de la ciudad donde se verifican cifras de hasta un 40% superior a la media de la jurisdicción. Además hay que recalcar que la masa de asalariados sobre el total de la Población Ocupada encuentra sus mayores niveles en el mismo sector de la ciudad. Como contracara encontramos lo que sucede en las comunas del norte en las que decrece el impacto del trabajo no registrado sobre la masa de asalariados.

Cuadro n°1: Población asalariada sin descuentos jubilatorios ni aportes por Comuna
Fuente: Informe “El mercado de trabajo en la Ciudad de Buenos Aires”.

En el transcurso de 2012, también se puede verificar un comportamiento negativo de los índices de desempleo de la ciudad. El desempleo aumentó un 30% en 2012, con lo que llegó al 7,4%, y se ubicó por encima del 6,1% en el que se situaba al inicio de la gestión macrista. Los datos, entonces, manifiestan que los problemas vinculados al empleo se incrementaron notablemente en el transcurso de la gestión del PRO al frente de la ciudad perjudicando especialmente a los trabajadores. Estos fenómenos encuentran su foco principal en las comunas del sur de la ciudad, lo que consolida las diferencias sociales existentes. 

En las comunas del sur también encontramos que se presentan los mayores porcentajes de trabajadores con menores ingresos y con empleos menos calificados. Estas cifras tienen relación directa con la terminalidad educativa y la falta de políticas tendientes a aumentar la retención escolar que los habilitaría a conseguir mejores trabajos. Las diferencias estructurales entre el sur y el norte, que se potencian con la mirada neoliberal de la gestión pública, se expresan en la calidad de empleo, en el acceso a la educación y a la salud y tienen su correlato en lo que respecta a ingresos. Mientras que en la Comuna 8 (Villa Soldati, Villa Riachuelo y Villa Lugano) el ingreso total familiar promedio es de $2.410, en la Comuna 2 (Recoleta) asciende a los $5.606. Es decir, “una persona ocupada de la comuna 2 tiene un ingreso medio 2,33 veces superior a una persona ocupada que habita la comuna 8”.

Cuadro n°2: Ingreso Promedio por Comuna

Fuente: Informe “El mercado de trabajo en la Ciudad de Buenos Aires”.

Los problemas crecientes relacionados con el empleo y su impacto en cuanto a la distribución de ingresos son parte intrínseca de una gestión que deja a la CABA en manos del mercado. La impronta ideológica de la gestión PRO se corporiza en degradación de las condiciones de laborales y en asimetrías sociales crecientes que parecen consolidarse de la mano de un modelo de ciudad que construye ciudadanías diferenciadas. Detrás de los problemas de empleo, principal ordenador social, se disparan el resto de los problemas sociales que se le vinculan: acceso a la salud, acceso a la educación, acceso a la vivienda, acceso a un hábitat adecuado, seguridad, etc. 

Intervenir activamente en el mercado laboral con los recursos que posee el distrito más rico del país en pos de garantizar condiciones de vida dignas, aflora como parte de la solución. El PRO decidió actuar por omisión y ser funcional a la consolidación de desigualdades y de los grandes intereses económicos. La decisión política de gestión en la Cuidad es clara, los resultados, expresados en números, también.

*Periodista especializado en temas gremiales 

Nota originalmente publicada en Marcha