viernes, 25 de octubre de 2013

Fisonomía del trabajo no registrado urbano

Por Jorge Duarte

Del total de los trabajadores no registrados, el 25% lo hace en hogares y el 75% en unidades productivas. Cuanto más chica es la unidad productiva mayor es el índice de informalidad llegando al 70% en los establecimientos de hasta 5 empleados.

Con el descenso de la desocupación en la posconvertibilidad el trabajo no registrado se convirtió en el mayor problema de los trabajadores argentinos. Los índices rondan el 34% (+/- 2%) desde hace 6 años y parecen haber llegado al piso luego de haber descendido 15 puntos de 2003 a 2007. Es importante entender lo complejo del fenómeno que mantiene en la informalidad a millones de trabajadores.
El pasado 12 de septiembre el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social presentó el documento “Trabajo no registrado: avances y desafíos para una Argentina inclusiva” en el que destacan que se “contabiliza alrededor de 4,5 millones de trabajadores no registrados en el total urbano del país”. Si bien la cifra impacta, es necesario descifrar cuál es la composición de ese heterogéneo grupo en los centros urbanos.
Según lo precisado por el mismo informe, del universo de los trabajadores no registrados urbanos, el 25% se encuentra empleado en hogares, mientras que el 75% restante se desempeña en unidades productivas. Esta realidad de múltiples localizaciones evidencia situaciones diversas y dificultades en su reconocimiento.

Cuadro 1: Distribución del trabajo no registrado según tipo de empleador y formalidad de la unidad productiva

Si analizamos la composición del empleo no registrado en unidades productivas descubrimos que el 42% de ese total (75%) se presenta en establecimientos donde también se detecta empleo formal. Estos establecimientos donde conviven trabajo formal e informal que cumplen parcialmente con obligaciones contables y tributarias, representan los casos más claros de organizaciones estables y rentables que articulan parte de su producción con la economía informal para maximizar ganancias.
También se evidencia una clara propensión a la informalidad cuando los establecimientos son más pequeños. Del universo de trabajadores empleados en establecimiento de hasta 5 trabajadores, el 70% es no registrado, mientras que en establecimientos de más de 40 trabajadores la porción de no registrados desciende al 8%.

Cuadro 2: Tasa de empleo no registrado según tamaño de establecimiento

Al revisar cuales son los sectores que conforman el núcleo duro de la informalidad laboral urbana, percibimos que “sobre el total de trabajadores no registrados, más de 2,4 millones se concentran en el trabajo doméstico, el comercio y la construcción”. Detrás de estas actividades encontramos que la informalidad se mantiene sobre el 30% en los sectores de Transporte y comunicaciones e Industria.

Cuadro 3: Tasa de empleo no registrado según rama de actividad

La heterogeneidad en localizaciones, actividades y establecimientos muestra que el empleo no registrado es un mal extendido a lo largo de todo el mercado laboral. Sin embargo, se pueden identificar disimiles realidades y focos calientes que necesitan especial atención. El personal de casas particulares, los empleados en establecimientos de menos de 5 trabajadores, los trabajadores de comercio y la construcción son quienes padecen con mayor propensión esta realidad.

Medidas sectorizadas y aplicación efectiva de las que se anuncian en repetidas oportunidades son necesarias con urgencia. El trabajo informal implica precarización de las condiciones de vida de quienes lo soportan y es la punta del iceberg de una importante fracción de la economía que no tributa. Menos derechos laborales y menos recursos para el estado que debe garantizarlos son sólo dos de las consecuencias más evidentes.

lunes, 21 de octubre de 2013

Hermosa juventud precarizada

Por Jorge Duarte*
En Argentina hay 2.268.810 de jóvenes de 18 a 24 años activos en el mercado laboral. En ellos la desocupación es más del doble de la media, la informalidad supera el 40% y un 13,5% gana por hora menos que el Salario Mínimo Vital y Móvil.

En tiempos en los que se alienta la participación de los jóvenes en las distintas esferas de la vida pública Argentina, parece desconocerse la situación de vulnerabilidad que éstos viven al momento de ingresar al mercado laboral. En un contexto signado por diversos problemas de empleo, los grupos de riesgo sufren la peor cara de un mercado que todavía carga el estigma de la precarización.
En el mercado laboral se encuentran activos 2.268.810 jóvenes. Entre ellos la desocupación alcanza el 16,9% lo que implica un total de 382.833 personas sin trabajo. Esta realidad presenta cifras que superan ampliamente la media nacional de desocupados, ubicada en 7,2%, y coloca al tema con carácter de urgente. Sin embargo no es la única problemática que deben enfrentar los jóvenes. El trabajo no registrado, que a nivel general alcanza el 34,5%, en el sector de juventud toma valores más altos y trepa hasta el 43,8%. En números absolutos podemos decir que al segundo semestre de 2013 son 994.613 los jóvenes empleados sin ningún tipo de cobertura social, descuentos jubilatorios ni beneficios laborales.
Es importante destacar que además hay una porción, no menor, de jóvenes que trabajan en Argentina que perciben como salario por hora un monto menor al Salario Mínimo Vital y Móvil. En esta situación podemos ubicar unos 305.711 trabajadores, lo que representa un 13,5% de la población juvenil en actividad. Aunque estas cifras se encuentran por debajo de la media general, que actualmente se coloca en el 17,1%, es un dato a tener en cuenta al momento de hacer un balance de situación.
Según el Instituto de Pensamiento y políticas públicas sobre los 2.268.810 de trabajadores jóvenes, el 77,1% sufre alguna forma de precarización, ya sea por condiciones laborales, por modalidad de contratación o por precariedad en los ingresos. Estos números nos indican que los jóvenes precarizados en el mercado laboral argentino alcanzan la suma de 1.748.703 trabajadores.
En momentos en los que se pone el foco en apostar a la juventud como factor necesario para generar un futuro distinto, es necesario avanzar en garantizarles los derechos laborales básicos. Sin condiciones laborales dignas, la apuesta será incompleta y su futuro será más de lo mismo.

* Periodista especializado en temas gremiales / http://escritosdeclase.blogspot.com.ar  / @ludistas
Nota originalmente publicada en Marcha

martes, 15 de octubre de 2013

De Gennaro: “Con el unicato nos reventaron en los 90”

Por Jorge Duarte*
Este jueves Víctor De Gennaro, Diputado Nacional del bloque de Unidad Popular y referente histórico de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), presentó el anteproyecto de una nueva “Ley de organizaciones de trabajadores y trabajadoras sindicalizados”.

El jueves 10 de octubre, por la mañana en la sede central de la CTA, Víctor de Gennaro acompañado por Horacio Meguira, director del Departamento Jurídico de la Central, presentaron, ante asesores letrados, el anteproyecto de “Ley de organizaciones de trabajadores y trabajadoras sindicalizados”. De Gennaro sostuvo que el texto fue el resultado de una obra colectiva de los trabajadores, que busca democratizar las organizaciones sindicales y que sin una nueva legislación no habrá democracia ni libertad sindical.
Este texto, según sus redactores, propone un nuevo marco jurídico para garantizar la libertad de organizarse; las garantías con tutelas gremiales para delegados y dirigentes; democracia sindical; eliminar la intervención del estado y las patronales; el derecho a la negociación colectiva y el derecho de huelga.
Uno de los puntos clave del anteproyecto es la eliminación del régimen de “unicidad promovida por ley” que concede el monopolio de la representación al sindicato con personería gremial, otorgándole un conjunto de privilegios. Concretamente se propone terminar con el unicato sindical y avanzar hacia un sistema donde el Estado solamente lleve un registro de organizaciones de trabajadores. Para De Gennaro es claro: “La Constitución dice registro de organizaciones. Libertad y democracia sindical. Debería ser así y punto”. Horacio Meguira expresó al respecto: “Lo más jodido de esta ley (la 23.551, actualmente vigente) es la intervención del Estado. Nosotros podemos elegir si actuamos o no en una entidad sindical, pero no queremos que nos impongan la unicidad por ley y nos impongan lo que tenemos que hacer”.
El unicato sindical es un punto neurálgico del modelo sindical argentino sostenido por la CGT que lo entiende como una herramienta clave para evitar que se atomicen las fuerzas de las entidades gremiales ante las patronales. Este razonamiento no es compartido por la CTA y al respecto De Gennaro expresó que “con el unicato nos reventaron a los trabajadores en los 90´s. Acá hablan del unicato promocionado y sin embargo hay 5 centrales sindicales” en referencia a la atomización más allá de la legislación. Además comparó la realidad Argentina con la experiencia uruguaya donde, a pesar de no haber unicato promocionado, hay central única de trabajadores. Y aclaró: “Estamos a favor de la central única, por eso resaltamos la experiencia uruguaya”.
Es importante remarcar que el texto presentado incorpora una concepción amplia de trabajadores, previendo la sindicalización de los registrados, los no registrados, los desocupados, los autónomos, los que perciben planes sociales y los que trabajan en sus hogares. De esta manera se diferencia de la normativa vigente que no contempla la sindicalización de sectores vulnerables como los tercerizados, los autónomos y los no registrados, que en la práctica son quienes más necesitan de una organización gremial.
Referido a la fragmentación del movimiento obrero en 5 centrales sindicales De Gennaro sostuvo que en gran medida se debe a la intervención del Gobierno Nacional que jugó un papel activo en las rupturas de la CGT y la CTA. Además, se diferenció de los dirigentes que “son representantes del gobierno ante los trabajadores, cuando en realidad debería ser al revés. Deberían representar los intereses de los trabajadores ante el gobierno”.
Por último De Gennaro le envió un tiro por elevación a Facundo Moyano (quién también tiene un anteproyecto de ley al respecto) al expresar: “No hay negocio con los que dicen que solamente hay que cambiar el reglamento electoral. De todos modos ni eso van a hacer”; y se despidió aclarando que para las elecciones de la CTA a realizarse el año próximo apoyará la reelección del actual Secretario General Pablo Micheli.

* Periodista especializado en temas gremiales / http://escritosdeclase.blogspot.com.ar  / @ludistas
Nota Originalmente publicada en Marcha

lunes, 7 de octubre de 2013

Viejos nuevos problemas

Por Jorge Duarte*

Lejos de los índices que marcaban hace 10 años, la desocupación y la subocupación siguen teniendo vigencia como tema en el mercado laboral argentino. En el primer semestre de 2013 los desocupados representaron el 7,6% de la Población Económicamente Activa y los subocupados alcanzaron el 8,9%. Si trasladamos a números absolutos esos porcentajes, contabilizamos 2,8 millones de trabajadores con problemas de empleo vinculados a estos fenómenos.

El mercado laboral argentino tuvo profundos cambios en estos últimos años. Desde aquel problema primordial y excluyente representado por la desocupación a principios de 2003, que funcionaba como principal disciplinador de la fuerza de trabajo, a una realidad en la que es necesario atacar la precarización y, en especial, el trabajo no registrado, las tercerizaciones y el fraude laboral. En resumidas cuentas, pasamos de concentrarnos en la cantidad de puestos de trabajo en el inicio del proceso, a hacer foco en la calidad del empleo que se crea.

A pesar de que la desocupación parece haber desaparecido del centro de la escena por la caída de sus niveles en estos años, todavía es preciso prestarle atención. En el primer semestre de 2013 según las cifras relevadas por el INDEC la desocupación llegó al 7,6% de la PEA y se ubicó un 0.4% por encima del mismo período de 2012. Esta leve suba, que no es alarmante y todavía se mantiene muy lejos del 20,4% inicial de 2003, marca una luz de alerta en un contexto de menor dinamismo en la creación de puestos de trabajo.

También la subocupación tuvo un comportamiento negativo en el primer semestre de 2013 si la comparamos con el mismo período de 2012. La subocupación se ubicó en un 8,9%, lo que representa un 0,5% más que hace un año atrás. Esta situación puede explicarse para la Cosultora Analytica debido a que “el menor dinamismo en algunos sectores hace que las empresas se inclinen por cubrir aumentos transitorios en la demanda con contrataciones de medio tiempo”.

Si sumamos la desocupación y la subocupación al primer semestre de 2013, encontramos que estos problemas alcanzan al 16,5% de la PEA. Es decir, 2,8 millones de trabajadores son desocupados o subocupados.

Las cifras manifiestan que hay que estar atentos para no tener que volver a pensar en la cantidad de empleos mientras seguimos haciendo eje en la calidad, porque los viejos problemas siempre están a la vuelta de la esquina.


*Periodista especializado en temas gremiales / http://escritosdeclase.blogspot.com.ar  / @ludistas

Nota Originalmete publicada en Marcha