viernes, 26 de octubre de 2012

Ganancias o la distorsión de un tributo progresivo

Por Jorge Duarte*
Distintos factores atentan contra la esencia del tributo comúnmente conocido como impuesto a las ganancias. De un nacimiento de tinte progresivo que grababa a los altos ingresos, devino en una carga que aumenta año a año la presión tributaria sobre los salarios medios.

Desde 2008, con los coletazos de la crisis internacional golpeando las puertas de la Argentina, el mínimo no imponible, es decir el monto a partir del cual se comienza a tributar la cuarta categoría  del impuesto a las ganancias, comenzó a frecuentar el lenguaje cotidiano de los trabajadores, sus gremios y las centrales sindicales. Este tributo cuenta en su nacimiento con un corte netamente progresivo por dos factores: por un lado, no abarca a todos los trabajadores, sino que pagan sólo los trabajadores con mayores ingresos; por otro lado, los trabajadores aportan más a medida que crecen en sus ingresos. Antes de 2008 la discusión no era tema de debate público porque el impuesto alcanzaba a una minoría privilegiada y estadísticamente cercana al 10% de los asalariados. Sin embargo, algunas cosas fueron cambiando.
Claramente parte del ajuste necesario para mantener la recaudación fiscal y “el modelo” recayó en las espaldas de los trabajadores. De esta manera observamos que, por ejemplo, en 2009 y en el transcurso de 2012 no se ha actualizado el mínimo no imponible. Estos retrasos producen que el impuesto a las ganancias alcance a salarios medios y comiencen a tributar año a año más trabajadores. Para 2011 el porcentaje de trabajadores que pagaba impuesto a las ganancias llegó al 20%, duplicando el número que observamos en 2007. Se calcula que en el transcurso de 2012 unos 350 mil trabajadores más se incorporarán a ese grupo de aportantes. Si bien estamos hablando de aproximadamente el 24% del total, es importante recalcar que ya no pagan solo quienes tienen salarios altos, sino que también deben hacerlo quienes perciben salarios medios.
Para establecer un patrón mediante el cual medir si los trabajadores que tributan ganan más que antes en términos reales, o en realidad comienzan a pagar con salarios más bajos, podemos establecer como patrón la cantidad de Salarios Mínimos Vitales y Móviles que deben percibir los trabajadores para comenzar a aportar por ganancias. En base a este cálculo encontramos que en 2008 para comenzar a pagar ganancias en caso de ser soltero se necesitaban 3,23 salarios mínimos, mientras que al día de hoy se necesitan 2,16 salarios mínimos. Además en 2008 para comenzar a pagar ganancias en caso de ser casado con dos hijos se necesitaban 4,47 salarios mínimos mientras que hoy se necesita cobrar 3 salarios mínimos. Recordemos que el salario mínimo sólo aumentó en 2012 el 16% porque se fragmentó en 2 partes la suba. Cuando se termine de completar el aumento del 25% acordado, es decir en febrero de 2013, de no actualizarse los montos del mínimo no imponible se necesitará cobrar 2 salario mínimos siendo trabajador soltero para comenzar a pagar ganancias y 2,78 salarios mínimos para que empiecen a pagar los trabajadores casados con dos hijos. De acuerdo a estos datos, se aprecia claramente la distorsión generada por los retrasos y se aprecia que sueldos cada vez más bajos deben tributar un impuesto inicialmente destinado a grabar los altos ingresos.
Haciendo un relevamiento del proceso que causó semejante distorsión, encontramos que entre 2008 y 2012 el aumento del monto del mínimo no imponible, tanto para los casos de los trabajadores solteros, como para los casos de los trabajadores casados con dos hijos, es del 44%. Mientras que en el mismo período el aumento del Salario Mínimo Vital y Móvil fue del 115%. Es importante tener como referencia los aumentos de los salarios mínimos porque, luego de un fuerte impulso hasta 2007, desde 2008 su recorrido sigue a paso firme el de la inflación anual. Esta diferencia de ritmo entre el 44% de actualización del mínimo no imponible y el 115% de aumento del salario mínimo explica la incorporación de trabajadores con sueldos medios a este tributo y expresa una aniquilación del carácter progresivo del impuesto. Tanto es así que la AFIP informó que ya son 17 las actividades cuyos trabajadores están masivamente alcanzados por ganancias.
Si le sumamos a estos datos analizados, las exenciones de pago de ganancias a la renta financiera; a las asociaciones civiles, fundaciones, mutuales y cooperativas; a la promoción económica de Tierra del Fuego, las regiones con promociones, las mineras, las pymes y la industria del software; y a los jueces y funcionarios del Poder Judicial (nacional y provinciales) podemos concluir que de aquel espíritu inicial queda poco y que hoy la estructura fiscal aprieta en los eslabones más débiles: los trabajadores. 

*Periodista especializado en temas gremiales / Conductor de En Casa Hablamos FM Radio Sur 88.3 / http://escritosdeclase.blogspot.com.ar/ @ludistas

Nota originalmente publicada en Marcha

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