lunes, 16 de septiembre de 2013

La muerte de Lescano y las renovaciones que no renuevan

Por Jorge Duarte*

La denominada democracia sindical está en debate mientras el alejamiento de los líderes sindicales de sus bases parece ser una constante. En los grandes gremios, durante los últimos años, sólo se dieron cambios de nombres por fallecimiento o por procesamientos judiciales. Perpetuidad en la conducción y continuidades de políticas es la regla.

El lunes por la madrugada falleció el histórico líder de Luz y Fuerza, Oscar Lescano. Con 80 años de edad, y casi 29 al frente de la seccional Capital de Luz y Fuerza, Oscar Adrián Lescano representó un caso más de líderes gremiales que se perpetuán en sus cargos, se alejan de las necesidades de los trabajadores del sector que representan y conviven con políticas de entrega de derechos. Lescano participó de la vida gremial desde 1964, fue miembro de la Comisión de Gestión y Trabajo (CGT) que se inclinaba por una línea de negociación con la dictadura en 1978 y con la llegada de la democracia consigue la conducción de la seccional Capital Federal de Luz y Fuerza, lugar del que no se alejaría hasta su muerte.+
Amigo del ex - presidente Alfonsín, partícipe de las políticas de privatización de los noventa que atacaron duramente al sector y cómplice de las tercerizaciones, Lescano supo posicionarse como uno de los referentes de los denominados “Gordos de la CGT” para manejar poder y recursos. Nacido en el sur del Conurbano Bonaerense, pero asentado desde hace años en el norte, se despidió de su sillón un oficialista de todos los oficialismos, orgulloso de esa característica.
Mientras las políticas de privatización y desregulación estatal atacaban a los trabajadores de Luz y Fuerza con despidos masivos (algunos disfrazados bajo la figura de “retiro voluntario”), sustitución de personal con antigüedad y experiencia política por nuevo personal sin experiencia y con contratos más flexibles, pérdida de derechos laborales y estabilidad en los cargos, el surgimiento de las tercerizaciones, el aumento de la carga laboral y de los accidentes en el trabajo y la consolidación de una Federación Sindical pro empresarial, Oscar Lescano fue denunciado por la compra de una casa por el monto de u$s1.5 millones a nombre de un testaferro y se lo acusaba de ser partícipe del negocio de las tercerizaciones, al igual que su por entonces socio dentro de “los Gordos”, el ferroviario José Pedraza. Pérdida para miles, negocios y millones para un puñado.
El cambio de nombres forzado parece ser la constante en la superestructura del sindicalismo argentino. El caso de Lescano se suma a los ocurridos en los últimos años en gremios como la UOM, Ferroviarios, La Bancaria, SMATA y UTA. Si analizamos las situacionesque se viven en los grandes gremios, encontramos que donde hubo cambio de nombres, siempre hubo situaciones forzadas por dos grandes motivos. 1) fallecimiento después de largos períodos en la conducción; o 2) casos de procesamientos penales que catapultaron salidas tras muchos años al frente de sus gremios.
Entre los casos de cambios de nombres en la conducción por fallecimiento encontramos el caso del propio Oscar Lescano con casi 29 años al frente de Luz y Fuerza seccional Capital. Además la lista la engrosan “el Loro” Lorenzo Miguel, fallecido en 2002 luego de 32 años al frente de la UOM y José Rodriguez, fallecido en 2009, luego de dirigir SMATA por la friolera de 36 años. Los tres fueron denunciados por situaciones de enriquecimiento o fraude mientras estaban al frente de sus sindicatos.
Entre los que dejaron sus cargos de conducción por causas judiciales, el caso paradigmático es el del dirigente ferroviario José Pedraza, quién luego del procesamiento (y posterior condena) por el asesinato del militante Mariano Ferreyra debió abandonar el lugar que ocupó por 28 años. También por denuncias de corrupción, y un escándalo debido a la compra de un campo millonario en la localidad de Henderson, Juan Manuel Palacios se alejó de la conducción de la UTA en 2007, tras 22 años en el poder. El último de los procesos de sustitución de un líder sindical en la conducción de un gran gremio se cerró hace apenas un mes cuando Sergio Palazzo, se impuso en las elecciones de La Bancaria y reemplazó formalmente a Juan José Zanola procesado por la causa que investiga “la mafia de los medicamentos”.
Lo que no distingue entre los motivos de la renovación de nombres son las características de quienes los reemplazan. En todos los casos los que “heredaron” las conducciones de los gremios son antiguos partícipes de gestión. En los 6 grandes gremios que renovaron autoridades en los últimos 10 años quienes sucedieron a los que abandonaron su lugar expresaron una continuidad de políticas, con pocos matices. Mismas listas, pocos cambios de nombres, casi ninguno de políticas.
Esta realidad es común en el sindicalismo argentino (con contadas excepciones) por lo que queda habilita un ineludible debate de cara a la sociedad sobre la necesidad de una reforma que permita una verdadera democracia sindical. Concretamente una mayor participación de los trabajadores, conceder poder de decisión a las bases, espacios de participación para la oposición, estatutos que no imposibiliten la presentación de listas y de candidatos, el surgimiento de regulaciones para evitar que se perpetúen las conducciones y el funcionamiento de los organismos de control son algunas de las medidas que podrían evitar situaciones como las narradas.
Por su parte los diputados Victor De Gennaro (CTA) y Facundo Moyano (CGT-Azopardo) presentarán proyectos propios en el congreso que apuntarán a generar reformas en las reglas de juego sindicales. De la modificatoria de la Ley de Asociaciones Profesionales que logren emergerá una nueva situación para los trabajadores. El desafío es conseguir que los gremios vuelvan a ser herramientas fundamentales de los trabajadores al servicio de sus necesidades y no un obstáculo.

*Periodista especializado en temas gremiales /  http://escritosdeclase.blogspot.com.ar / @ludistas

Nota originalmente publicada en Marcha

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