sábado, 5 de abril de 2014

Sólo tiene empleo 1 de cada 4 mujeres jóvenes

Aunque el desempleo general se mantiene bajo, golpea fuertemente a sectores vulnerables del mercado laboral. En el grupo de mujeres de entre 18 y 24 años sólo una de cada cuatro tiene un empleo. Esa proporción es todavía menor en los sectores más bajos de la población.

El desempleo parece no ser un problema en el mercado laboral argentino. Con porcentajes de solamente un dígito desde hace muchos años y tocando el piso del período posconvertibilidad en los últimos trimestres, todos coincidían en que había que concentrarse ya no en la falta de empleo, sino en la calidad del empleo disponible. Aunque en parte esa afirmación es correcta, también es cierto que hay sectores vulnerables del mercado laboral que siguen encontrando en el desempleo su problema principal.
La juventud suele ser un sector castigado por el mercado. Con dificultades para insertarse y hacer sus primeros pasos en el mundo laboral, los jóvenes suelen sufrir de manera más cruenta las dificultades que presenta cada etapa.
Para graficar las particularidades que se viven desde la juventud sólo es necesario mencionar algunas cifras relevadas por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) basado en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que realiza el INDEC. Mientras que la tasa de empleo general en la población en edad de trabajar es de 63%, la tasa de empleo de los jóvenes entre 18 y 24 años apenas alcanza al 33%. Esto quiere decir que el nivel de empleo de la juventud es 48% menor que el nivel general que presenta en mercado laboral.
Ahora bien, si incluimos la variable sexo en nuestro análisis, nos topamos con cifras preocupantes. La tasa de empleo de mujeres jóvenes (entre 18 y 24 años) sólo alcanza el 24%. Por lo tanto sólo 1 de cada 4 mujeres jóvenes acceden a un empleo.
Aunque la discriminación laboral hacia las mujeres se puede visibilizar transversalmente en todo el mercado, en la juventud toma una intensidad alarmante. La falta de políticas activas de fomento de empleo para el sector aportan a esta tendencia del mercado. Por omisión se potencia lo inmanente.
Cabe mencionar que en los estratos socioeconómicos más bajos el número de mujeres que acceden a un empleo es todavía más bajo. Entre los factores determinantes de este fenómeno encontramos la falta de conclusión de los estudios básicos, las presiones o imposiciones familiares para que se responsabilicen de las tareas domésticas y los embarazos tempranos.
El recientemente lanzado Plan PROGRESAR en parte busca paliar esta situación. Recordemos que su objetivo es que los jóvenes de entre 18 y 24 que no trabajan, trabajan informalmente o tienen un salario menor al mínimo vital y móvil y su grupo familiar posee iguales condiciones, puedan iniciar o completar sus estudios en cualquier nivel educativo a cambio de percibir una prestación económica de $600 mensuales.
Todavía es incipiente la implementación de la medida, por lo que todavía no se puede realizar una evaluación de su impacto, pero queda claro que no será suficiente. Hay que desarrollar más políticas públicas enfocadas en aquellos que el mercado laboral excluye.
Las mujeres y especialmente las jóvenes, todavía siguen padeciendo discriminación laboral y es necesario regular el mercado para poder resolver el problema que se eterniza a pesar de los cambios de etapas.

No hay comentarios: