Al
repasar la realidad de 21 gremios de los más importantes del país
encontramos que la falta de renovación en la conducción es una
constante. De libertad sindical hablamos cuando se exige la
personería jurídica a la CTA, pero no sólo se trata de demandar
posibilidades legales para la emergencia de nuevos sindicatos. Es
importante expresar reclamos que tiendan a fortalecer sindicatos que
han perdido su rumbo. Pensemos: ¿de qué hablamos cuando hablamos de
democracia sindical? Por Jorge Duarte *
Las
conducciones en los gremios suelen tener liderazgos personalistas y
duraderos. Los Secretarios Generales de los sindicatos con mayor
exposición son una muestra de un fenómeno que se extiende a casi
todos los casos. Las eternizaciones se consolidan al mismo tiempo que
crecen las acusaciones de burocratización y las sospechas (muchas
veces comprobadas) de corrupción, enriquecimiento ilícito, etc.
Este parece ser el dilema que enfrenta la práctica sindical en
Argentina y el desafío a superar para que los gremios vuelvan a ser
herramientas fundamentales de los trabajadores al servicio de sus
necesidades y no un obstáculo más.Cuando enfocamos la mirada en lo
que sucede en 21 gremios** de los más importantes de la Argentina
detectamos que el fenómeno, con matices, se repite. Los Secretarios
Generales se mantienen en ese cargo por un promedio de 24,5 años.
Siguiendo con el análisis nos topamos con que en los últimos 15
años de esos 21 gremios sólo 3 cambiaron sus conducciones, pero en
ningún caso se dio por un proceso de renovación natural, más bien
sucedió por cuestiones forzadas. En la UOM la renovación se produjo
por el fallecimiento del Secretario General del gremio, Lorenzo
Miguel, quién estuvo 32 años en la conducción. Algo similar
ocurrió en SMATA con el fallecimiento de José Rodríguez, quién se
mantuvo en el cargo durante 36 años. Distinto, pero similar, es el
caso de UTA que tuvo renovación en el secretariado general al
desatarse un escándalo de corrupción que involucraba a Juan Manuel
Palacios. Palacios tuvo a su cargo el gremio de transportistas por un
lapso de 22 años y su salida se vinculó a la compra de una estancia
millonaria a su nombre en la localidad de Henderson (Provincia de
Buenos Aires). El resto mantuvo sin alteraciones su cara principal.
Al
hablar de las causas judiciales y las acusaciones de corrupción que
pesan sobre los dirigentes sindicales encontramos otro patrón. Del
total analizado sobre el 91% de los dirigentes que investigamos pesan
acusaciones o procesamientos de diversos delitos. Los casos
paradigmáticos los encabezan Pedraza de la Unión Ferroviaria,
acusado de ser el autor intelectual del asesinato a Mariano Ferreyra;
Juan José Zanola de La Bancaria que habitó la cárcel por la causa
que investiga la mafia de los medicamentos, al igual que Gerónimo
Venegas de la UATRE. Sobre Gerardo Martínez de la UOCRA, Ramón
Baldassini de empleados de Correos, Jose Luis Lingeri de Obras
Sanitarias y Oscar Lescano de Luz y Fuerza pesan denuncias y
sospechas sobre su colaboracionismo con la última dictadura
cívico-militar. Los procesamientos por estafas y por enriquecimiento
ilícito son numerosos. De este modo podemos entrever que las
eternizaciones, la burocratización y la corrupción suele ser un
entramado indisoluble.
Es
importante destacar que en muchos de los sindicatos analizados se
observa la imposibilidad de presentar listas alternativas que
disputen la conducción. Entonces el problema se complejiza cuando se
vedan los canales de participación y se traban las opciones a los
trabajadores. Porque de eso también hablamos cuando pensamos en
democracia sindical: en las posibilidades concretas de los
trabajadores de participar de la vida política de los gremios, que
son sus herramientas para conseguir mejoras en las condiciones
laborales.
Conocidos
son los casos en los que las conducciones burocráticas se asocian a
las patronales para despedir a los trabajadores que buscan instalar
el germen de una alternativa. Estamos ante sindicatos patronales y
patrones poniendo límites a la participación, precarizando el
trabajo y taponando las alternativas obreras. La democratización de
las tomas de decisiones se vuelven una ilusión, ante conducciones
oscurantistas que suelen sesionar a escondidas. Un tema no menor para
agregar a la situación se vincula con la constante falta de
representación de las minorías en las conducciones de los gremios.
Los estatutos vigentes mayormente no prevén la posibilidad de
representantes por las minorías en las comisiones directivas. Por lo
tanto, en aquellos casos en los que los trabajadores pueden armar
listas de oposición, a pesar de todas las dificultades que deben
sortear, al no ganar se quedan sin nada. Esta situación pone en
absoluta disparidad a las conducciones con las oposiciones, dejando
fuera de cualquier instancia de toma de decisiones a las minorías y
negando su palabra y representación.
El
sólo hecho de la renovación en el cargo de los dirigentes no sería
un problema si quienes se sientan en los sillones representasen las
necesidades, intereses y reivindicaciones de aquellos a quienes
representan. Sin embargo, mayormente esto no suele ocurrir, más bien
es moneda corriente lo opuesto. La eternización presenta un caldo de
cultivo apropiado para que emerjan focos de corrupción y
burocratización. Encontrarle una salida a este callejón es un paso
necesario para conseguir la tan ansiada libertad sindical y terminar
con las persecuciones a los trabajadores que deciden participar en la
vida política de los sindicatos desde posiciones no
burocráticas.
* Licenciado en Comunicación Social / Periodista especializado en temas gremiales / Conductor de En Casa Hablamos FM Radio Sur 88.3
Contacto:
** (UTA – SMATA – UPCN – Alimentación – UOCRA – Luz y Fuerza – Obras Sanitarias – UOM – Comercio – Sanidad – Papeleros – Unión Ferroviaria – Camioneros – Correo – Bancarios – UATRE – Gastronómicos – Peones de Taxis – Municipales – Judiciales - Suther)
Nota originalmente publicada en ANRED
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