jueves, 29 de marzo de 2012

Traje de esclavo

La informalidad laboral es uno de los temas más preocupantes de la actualidad para los trabajadores. Ya hemos visto en un informe anterior que el 33,6% de los trabajadores cumplen tareas en lo que se denomina informalidad laboral. Esta realidad cotidiana es muy profunda en el sector textil que, además, tiene una estrecha relación con el trabajo esclavo. Demos una vuelta por este fenómeno:

El comportamiento del sector

El sector textil bajo la convertibilidad instalada en los 90´s sufrió una merma importante. El comportamiento del sector puede dividirse claramente en dos momentos. Por un lado se reconoce un inicio con equilibrio y expansión, y un segundo momento de retraimiento y contracción. Según el Sociólogo Isidro Adúriz “En un primer momento, la convertibilidad le sentó bien a industrial textil, al mantener un equilibrio fiscal, frenar la hiperinflación y brindar a los actores industriales un horizonte económico para la toma de decisiones. Sin embargo, la apertura de la economía irrestricta y la falta de crédito y promoción a la industria, provocaron al sector un desequilibrio estructural y la consiguiente falta de competitividad frente al mercado externo”. Esta realidad se refleja también en los números que demuestran que la caída de las exportaciones a finales de los 90 fue de 42,28%. Además hubo un aumento de las importaciones del sector textil que representaba 50 veces el volumen importado hacia finales de los 80. Crecen las importaciones, caen las exportaciones. Se achica el mercado interno y la presencia de la producción nacional en el mercado argentino.

Estos números consiguieron que entre 1990 y 2000 cierren la mitad de las fábricas textiles. Sin embargo, el sector no fue completamente reemplazado por exportaciones. Muchas fábricas cerraron sus puertas para bajar costos y optaron por la subcontratación de partes del proceso de producción a sus ex empleadas o a talleres informales que se multiplicaban desde mediados de los ochentas. El ahorro de costos en la producción basado en el aumento de la explotación de los trabajadores fue la constante variable de ajuste. Las subcontrataciones reemplazaron el trabajo formal y dieron un impulso al fenómeno que nos ocupa: la informalidad y el trabajo esclavo en el sector textil.

Post devaluación el comportamiento del sector tuvo un vuelco importante. El crecimiento de la industria textil consiguió plasmarse en el aumento exponencial de las exportaciones del sector y, en paralelo, un importante crecimiento del mercado interno y de la producción local en este último. Ese incremento sostenido a lo largo de 9 años consiguió más que duplicar los puestos de trabajo existentes al inicio del proceso y generó un incremento de producción del sector de, al menos, un 5% anual. Esta bonanza económica vivida por el sector potenció las posibilidades de las marcas argentinas que, sin embargo, no rompieron con la lógica de producción informal.

Producción informal

Si bien es muy dificultoso tener cifras exactas de la informalidad, se estima que en Argentina el 80% de la ropa se produce en negro. Entonces 4 de cada 5 prendas confeccionadas se realizan con trabajo no registrado, ni controlado. Estas faltas de control permiten que se paupericen notablemente las condiciones laborales de los trabajadores que se encuentran a merced de sus empleadores. Los mismos porcentajes refleja el INDEC que informa que el número de trabajadores no registrados del sector supera el 75% del total. Así como 4 de cada 5 prendas se confeccionan en negro, 3 de cada 4 trabajadores del sector textil sufre condiciones laborales de informalidad.

Como mencionamos anteriormente, las grandes marcas textiles para reducir costos derivaron partes del proceso de producción a talleres pequeños y medianos. Esta tercerización posibilitó la proliferación de talleres clandestinos que emplean trabajadores en condiciones informales y en muchos casos reducen su personal a la servidumbre. Gustavo Vera de la Organización La Alameda sostiene que “Se estima que entre 80%-90% de la confección de ropa se realiza en talleres clandestinos, de las características mencionadas y en talleres donde existe trabajo en blanco con violación de convenios de trabajo”. Informalidad, reducción a servidumbre y violación de convenios colectivos de trabajo son partes indisociables del mismo fenómeno.

Es importante recalcar que cuando hay producción informal, además hay evasión tributaria y fiscal que afecta al total de la sociedad. La evasión del sector textil, que es uno de los sectores productivos que más ha crecido en el último tiempo, deja como consecuencias trabajadores del sector debajo de la línea de pobreza y menos recursos del estado para que sean destinados a salud, educación, seguridad, etc. Tanto la informalidad, como la reducción a servidumbre y la evasión fiscal y tributaria son delitos que atentan contra la totalidad de la sociedad en la que se insertan y, por consecuencia, hay que afrontarlos con la importancia que tienen.

Capitalismo y esclavismo

El 30 de marzo de 2006 un incendio consumió un taller clandestino en el 1200 de la calle Luis Viale, en el barrio de Flores. Como consecuencia fallecieron 4 menores y 2 mayores, todos de nacionalidad boliviana. Este incidente puso de manifiesto, a las claras, la relación entre explotación laboral, informalidad, reducción a servidumbre y trabajo infantil que se esconde detrás de cada prenda. El trabajo esclavo urbano se desarrolla en casas de familia transformadas en fábricas improvisadas, sin medidas de higiene ni seguridad alguna. En esos sitios, las jornadas laborales se extienden de lunes a sábados, desde las siete de la mañana hasta cerca de la medianoche bajo las peores condiciones imaginables.

Según estimaciones del Centro Demostrativo de Indumentaria, el total de talleres que fabrican ropa en condiciones ilegales no baja de los 1700 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de los 3500 en el Conurbano Bonaerense. Estos pequeños o medianos talleres emplean miles de trabajadores que sufren jornadas laborales de hasta 17 horas, encerramiento, amenazas y constantes violaciones a sus derechos laborales y humanos. Las situaciones de reducción a la servidumbre de los trabajadores muchas veces incluyen mecanismos de captación propios de la trata de personas: captan personas prometiéndoles progreso y las traen engañadas desde sus lugares de origen a estos talleres donde se encuentran encerrados, en algunos casos indocumentados y con pagas de miseria.

Para graficar lo que estamos diciendo es importante recalcar que más del 70% del trabajo no registrado se encuentra en talleres de confección de menos de 10 personas. Es decir, estos pequeños talleres que proliferan son la base de la informalidad del sector y emplean la gran mayoría de los trabajadores informales y esclavos. Si bien hay un sindicato que busca nuclear al personal de los talleres (Sindicato de Trabajadores Talleristas a Domicilio), solamente cuenta con 2.000 trabajadores afiliados. Este número no representa, siquiera, el 10% del total de los empleados que realizan esta tarea.

Los mecanismos de superexplotación han logrado un hecho inédito: el trabajo prácticamente no representa nada dentro del costo total de las prendas en los comercios. Según números que difundió el INTI el costo de mano de obra para cada prenda no supera el 3% del precio de venta en las grandes tiendas. Esto demuestra que la distribución de riqueza dentro del sector es absurda y profundamente injusta.


Hay que denunciar, y el estado tiene que responder con políticas activas para atacar el problema de la informalidad laboral y de la reducción a servidumbre. Cuando el capital rompe la resistencia de los trabajadores el esclavismo es el complemento perfecto del capitalismo.


Las marcas que usan trabajo esclavo y que han sido denunciadas por la UTC y La Alameda son:1. Kosiuko 2. Montagne 3. Lacar 4. Rusty 5.Graciela Naum 6. PortSaid 7. Coco Rayado 8. Awada 9. Akiabara 10. Normandie 11. Claudia Larreta 12. Mimo 13. Adidas 14. Puma 15. Topper 16. Cueros Crayon 17. Gabucci 18. MUUA 19. Kill 20. Martina Di Trento 21. Yagmour 22. Ona Saez 23. Duffour 24. Chocolate 25. Marcela Koury 26. Rash Surf 27. 47 Street 28. Cheeky 29. 45 Minutos 30. Cueros Chiarini. 31. Lecop-Arena 32 DM 3 33. Chorus Line 34. Casa Andy 35. Capitu 36. Vago's 37. Seis by Seis 38. Pamplinas 39. By me 40. Batalgia 41. Lidase 42. By Simons 43. Bensimon 44. Tavernitti 45. Escasso 46. Belen 47. Batalgia 48. Rush Serf 49. Yakko MC Básica 50. Yessi 51. Zanova 52. Zaf 53. ND 54. Denitro 55. Perdomo 56. Manía 57. Viñuela 58. Ciclo 59. Leed's 60. Mela 61. Fiers 62. Maibe 63. Jomagui 64. Cossas 65. Eagle 66. Aleluya 67. Dany 68. Casazu 69. Zizi 70. Bill Bell . 72. Eagle 73. Cleo 74. Keoma 75. Tobaba 76. DOS 77. Criguer. 78. Bombes. 79. Fila. 80. Le Coq Sportif.


Más info en: http://laalameda.wordpress.com/

martes, 20 de marzo de 2012

Informe de novedades Paritarias

Docentes: Los gremios piden la reapertura de las paritarias nacionales. Mientras tanto continúan negociando Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Río Negro. En los 4 casos todavía no hubo acuerdo sobre los montos ofertados para los aumentos.

En Santa fe el gremio docente Amsafe, ya había votado un paro de 72 horas que comenzará mañana. Hasta el momento la medida fue ratificada. Bonfatti señaló que no habrá una oferta distinta al 21% escalonado que por ahora fue rechazada por los maestros.

En Córdoba los gremios docentes deben decidir en asamblea si aceptan el 19% ofertado como porcentaje de aumento.

Docentes Universitarios: Primeras reuniones de paritarias. Todavía no hay medidas programadas ni aumentos ofrecidos.

Trabajadores de Prensa: Los trabajadores vuelven a la mesa de negociación luego de las medidas tomadas la semana pasada buscando conseguir mejoras salariales. Por ahora las patronales obstaculizan los acuerdos y ofrecen montos muy alejados a los pedidos por la UTPBA.

Municipales Santa Fe: los distintos sindicatos municipales de la provincia, nucleados en la Federación de Trabajadores Municipales (Festram), se presentará este martes en la cartera laboral de la provincia para solicitar la apertura de las negociaciones. Esta semana no habrá medidas de fuerza pero si no hay acuerdo se retomarán

Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Mecánicos (Smata), Ferroviarios y la Unión Tranviarios Automotor (UTA): deberían tener avances en materias salariales ya que se encuentran formalizados los pasos necesarios en las negociaciones. Esperan que se eleve el piso de ganancias para fijar porcentajes. Si no se eleva el piso el monto a reclamar será más alto

domingo, 18 de marzo de 2012

Privatizando lentamente la Educación Pública

Con el modelo económico Neoliberal instalado por la última dictadura militar, aceptado y profundizado por los gobiernos democráticos posteriores, vivimos un proceso privatista que tuvo varios momentos de apogeo. A pesar de la resistencia de muchos sectores involucrados, y algunos retrocesos, la educación ha vivido transformaciones que la acercan peligrosamente a la privatización

Privatizaciones y privatizaciones

El proceso de privatización que vivimos en Argentina consistió en el traspaso al sector privado de todo aquello que se pudo. El estado transfirió a manos privadas empresas productivas y de servicios, activos públicos como las reservas petroleras, actividades de regulación y hasta de control social como la emisión de documentos de identidad. Esta situación, sostenida por una gran campaña de prensa que atacaba al Estado como administrador, y un vaciamiento sistemático de las empresas públicas logró reducir el precio de las empresas a números irrisorios y facilitar su venta. Como hemos mencionado hubo algunos retrocesos con la estatización, una vez finalizado el negocio, en sectores minoritarios pero no se puede hablar de una tendencia al momento.

Sin embargo estas privatizaciones “directas” no erepresentan la única manera de transferir actividad desde la esfera de lo público a la esfera privada. Hay situaciones que generan resultados similares y se desarrollan más sutilmente a lo largo del tiempo. Ese es el caso del fenómeno que vive la educación pública en los últimos 25 años en nuestro país. En el artículo “Variaciones en el acceso a la educación de gestión estatal y privada en Argentina (1997-2006)” Gustavo Gamallo señala que la educación está viviendo una “privatización por desgaste: cuando los individuos no se contentan ya sea con la calidad ya sea con el volumen ofrecido por el servicio estatal y buscan un sustituto privado, por supuesto cuando están en condiciones de pagarlo”. Esta privatización por desgaste del sector educativo tiene como pilares el deterioro edilicio de los establecimientos, la precarización laboral y por consiguiente el alto nivel de conflictividad con los docentes y el personal de apoyo, las corrientes interrupciones del desarrollo del ciclo lectivo, la falta de vacantes y el impacto que sufrió la calidad en la enseñanza de las escuelas públicas al tener que hacerse cargo de diversas responsabilidades abandonadas por el estado (comedores, contención social, etc.). La suma de estos factores concluyó en una merma de la calidad educativa y en una lenta pero constante fuga de estudiantes del sector público al sector privado.

Números del fenómeno en las ciudades

Este proceso de largo plazo no se revirtió pese a que el presupuesto en educación en la Argentina pasó del 3% al 6% del PBI entre 2003 y 2010. A pesar de esos números hubo continuidad en la curva que marca que la escuela pública ha disminuido su matrícula, mientras que paralelamente ha aumentado la matrícula de las escuelas de gestión privada. Para que nos quede un poco más claro este fenómeno es importante remarcar que a la escuela pública concurren en forma masiva los niños más pobres de la población urbana. Según los informes estadísticos podemos afirmar que en el 20% de hogares más pobres la asistencia de sus niños a escuelas públicas es del 91%. A estos sectores con menos recursos les resulta imposible migrar a la educación privada por los costos que se deben afrontar. Sin embargo a partir del siguiente 20% en adelante ha comenzado a notarse un ritmo de traspaso a la educación privada notable.

Del 20% más rico de la población cerca del 90% de los chicos asisten a escuelas de gestión privada. Estos números nos confirman que en los sectores con mayores ingresos el proceso de fuga al sector privado de la educación es extraordinario. A partir de 2003 los niños y adolescentes pertenecientes al 40% más rico de la población han abandonado literalmente la escuela pública y han dejado su educación en manos privadas. Los principales procesos de caída de la asistencia de estudiantes en sector público ocurren en los aglomerados urbanos pertenecientes a la Provincia de Buenos Aires, donde además se concentra el mayor número de estudiantes del país. A ellos se les agrega Córdoba y Ciudad de Buenos Aires. Gustavo Gamallo concluye “Los datos analizados permiten afirmar que existe un sostenido proceso de fuga de estudiantes de la escuela pública a la privada en los últimos años. Dicho proceso está protagonizado por las familias de mayores recursos”

Mientras esto sucede es importante remarcar la función que cumplen los subsidios estatales en la educación privada. En el país estos subsidios a los establecimientos educativos de gestión privada suman aproximadamente $8.500 millones, que en lugar de reforzar el presupuesto de la educación pública, se destinan a financiar el negocio de quienes cobran por brindar sus servicios. Un estudio elaborado por Axel Rivas para el CIPPEC con respecto a este tema afirma que dentro de los establecimientos subsidiados, el 17% de las escuelas del tercil más pobre recibe menos del 50% de subvención estatal, mientras el 16% de las escuelas del tercil más rico de la población recibe más de un 75% de aportes estatales”. Los datos descubiertos confirman que las políticas estatales vacían la educación pública, alientan el negocio de los privados y terminan transfiriendo recursos del estado a los sectores con mayores ingresos, lejos de atenuar la desigualdad.

Desigualdad de oportunidades

Este fenómeno de “privatización por desgaste” en la educación pública debería ser materia de debate en torno a las políticas públicas a desarrollar. Hemos consignado que la presencia en la escuela pública es prácticamente potestad de hogares pobres numerosos. También hemos visto que a medida que aumentan los ingresos, las familias comienzan a migrar a educación de gestión privada. Las diferencias sociales entre los estudiantes que asisten a la educación pública y privada se expresan también en su desempeño académico. Un trabajo de Ana Pereyra sobre Educación concluye que “Tanto en el nivel primario como en el secundario el porcentaje de estudiantes que tienen dos o más años de retraso etario es mayor en el sector público que en el privado”. Esto hay que ponerlo en concordancia con los números que nos dicen que los estudiantes con retraso del sector público triplican a los del sector privado.

Este panorama nos deja ante una clara segmentación de la educación en las urbes. Sabiendo que se ha comprobado a través de diversas investigaciones que, a mayor escolaridad menor desempleo y mejor calidad de los empleos ocupados estamos ante un tema con consecuencias directas en el futuro. Para conseguir que aquellos que más necesidades tienen puedan ocupar mejores trabajos, deberíamos asegurar una educación pública de calidad. Segmentando la educación y empobreciendo la educación pública lo que se consigue es confirmar las desigualdades sociales y no combatirlas. Este proceso de empobrecimiento de la educación pública y paulatino vaciamiento, logra alejar a la escuela del papel de compensador de las diferencias sociales, económicas, familiares y de capacidades de los estudiantes con el que emergió. Las políticas públicas sostenidas por los diversos gobiernos han reafirmado las diferencias de base y condenan a la escuela pública, con recursos escasos, a un lugar subalterno lidiando entre un rol de contención y uno de formación.

Las resistencias que presentan trabajadores y estudiantes por el momento no han logrado revertir esta tendencia que tiene matices según la gestión de gobierno, pero que no cambia de fondo: educación de calidad para quienes pueden pagar y educación para pobres destinada al resto.

domingo, 11 de marzo de 2012

Repensando la Economía (Social)

Desde los 90´s escuchamos, cada vez con más frecuencia, la expresión Economía Social y Solidaria. Muchas veces no tenemos muy clara la dimensión y el impacto de esta práctica, por eso vamos a analizar un poco los números y las características de este fenómeno que presenta, en muchas ocasiones, más sombras que luces:

Alternativa al capitalismo o complemento

Cuando decimos Economía Social y Solidaria (ESS) estamos hablando de lo que se denomina el tercer sector de la economía, los otros dos están compuestos por los ámbitos de la economía estatal y la privada. Este tercer sector está integrado por cooperativas, mutuales, asociaciones civiles y algunas organizaciones no gubernamentales. Estas “empresas solidarias” no persiguen fines de lucro y son propiedad de un grupo de personas que se reúnen para satisfacer sus necesidades a través de la producción de un bien o la prestación de un servicio. No existen aún consensos con respecto a los criterios específicos de delimitación, por lo tanto la ESS incluye unidades económicas pertenecientes a todos los sectores y en todas las fases del proceso productivo. Hasta aquí una aproximación lineal y superficial a nuestro tema.

Sin embargo no todo lo que reluce es oro. La ESS nace en los 90´s y no por casualidad. En un contexto en el que el Estado retiraba su presencia, se desregulaban los distintos sectores de la economía, se reducía a mínima expresión las políticas sociales, el auge privatista invadía cada espacio y el neoliberalismo era el faro que iluminaba no sólo el camino de la Argentina, sino de todo occidente, la ESS aparece para atenuar los efectos sociales. El sociólogo Héctor Palomino, afirma: “En el contexto prevaleciente en la década pasada, las actividades de la economía social aparecían como complementarias del retiro del Estado” y agrega: “El Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial promovieron durante los años 90 el apoyo a micro emprendimientos autónomos, destinado a consolidar un «amortiguador» social de lo que en esos organismos se conceptualizaban como los «costos de la transición» hacia una moderna economía de mercado. Esos mecanismos, inspirados en una ideología «empresarialista», tenderían a converger finalmente con los productos de las reformas de mercado que consolidarían el modelo neoliberal”. Podemos ver como se propiciaron, entonces, las actividades vinculadas a la ESS más como complemento del modelo económico, que como resistencia o alternativa a este. Quienes propiciaban el neoliberalismo, promovían un paliativo para aquellos sectores sociales expulsados sistemáticamente de este sistema.

Analizando el fenómeno

Como ya hemos visto en escritos anteriores, la economía Argentina enfrenta un período de crecimiento muy importante y sostenido. En los últimos 8 años el incremento económico ha sido cercano a los 10 puntos. Sin embargo estos números no alcanzaron para solucionar algunos problemas concretos de los trabajadores, por ejemplo el alto grado de informalidad laboral que analizamos la semana pasada. A pesar de lo que el gobierno ha denominado como nuevo proceso de industrialización del país desde 2003 hasta la fecha, podemos mencionar que actualmente 1.180.000 personas se encuentran empleadas por la ESS. Si bien la procedencia y la incorporación de estas 1.180.000 personas a la ESS es un fenómeno por demás heterogéneo, sin equivocarnos podemos sostener que más que una decisión de vida, la incorporación a la ESS se basa en tomar la única alternativa ante una economía que sigue manteniendo al margen a amplios sectores de la población.

Las virtudes de la ESS, como amortiguador del impacto social que produce una economía de mercado, pone en evidencia los límites que encuentra “el modelo” en Argentina. El sólo hecho que exista ESS debería preocuparnos. La gran cantidad de puestos de trabajo en este tercer sector demuestran que no hay trabajo para todos en condiciones formales y que es imperioso cubrir “baches sociales”, a pesar de los números positivos de la economía Argentina.

Es central remarcar, además, que las condiciones laborales no siempre son las mejores. En muchos lugares, y a pesar de que se intenta formalizar la ESS con políticas desde el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, las condiciones laborales se acercan peligrosamente a las que presenta la informalidad. Salarios notablemente más bajos que los de un trabajador registrado, aportes sociales limitados y cobertura de salud deficiente (en caso de que la tengan), muestran algunos de los puntos de contacto entre estos dos sectores. Estos factores hacen que la gran mayoría de los trabajadores que participan de la ESS sientan necesidades de cambiar sus condiciones laborales por un trabajo registrado, estable y bien remunerado, que les permita desarrollarse con mayores perspectivas.

Del total de trabajadores incorporados a la ESS más de 150.000 pertenecen al denominado plan “Argentina Trabaja” del Ministerio de Desarrollo Social. Para acceder a este plan es necesario no poseer ingreso alguno ya sea por trabajo o por ayuda asistencial y ser parte de una cooperativa. Este plan ministerial que incorpora “en blanco” a sus “cooperativistas” por medio del Monotributo Social, paga sueldos que se encuentran por debajo del Salario Mínimo Vital y Móvil. Con el aumento anunciado hace unos días, más un “plus por productividad” y un “plus por presentismo”, el salario del plan Argentina Trabaja alcanza los $1.835, lejos de los $2.300 fijados el año pasado y todavía no actualizado como Salario Mínimo Vital y Móvil.

Resistencias y asistencia

Como hemos visto, la incorporación a la ESS siempre es un proceso conflictivo para los trabajadores. Es de suma importancia pensar el rol distintivo que han tenido aquellos trabajadores que han recuperado sus puestos de trabajo a partir de la resistencia a los cierres y los vaciamientos. Los procesos de ocupación y puesta en funcionamiento de las fábricas son el punto más alto de resistencia de clase en este fenómeno. Según datos del programa de Trabajo Autogestionado, dependiente del Ministerio de Trabajo de la Nación, los trabajadores involucrados en esta situación son aproximadamente 15.000, en un total de 280 empresas recuperadas.

Aquellos trabajadores que han ocupado y puesto en funcionamiento fábricas que se encontraban cerradas muestran la contracara de las políticas de estado. Mientras que se alienta el cooperativismo de arriba hacia abajo y la asociación improductiva con el plan Argentina Trabaja, se desalienta y reprime la organización de los trabajadores que recuperan fábricas. Casos como el de la ex Zanon (actual FaSinPat) en Neuquén, Impa en Almagro, Febatex en Quilmes, Brukman en Balvanera y tantos otros ejemplos, demuestran que cuando hay posibilidades concretas de gestión obrera, puesta en funcionamiento y creación de riqueza, el estado responde con represión y desalojos. Las leyes de expropiación que nunca salen, la policía y los jueces cómplices de sectores del capital hacen el resto.

Podemos ver entonces dos líneas claras de acción por parte del Estado. Por un lado, el aliento a la ESS con salarios bajos, condiciones laborales precarias, dependencia económica e ideológica del estado y poca riqueza (o nada) por distribuir. Este sector, subsidiado por el estado, posee escaso potencial de crecimiento y los trabajadores obtienen salarios que se encuentran lejos de lo necesario para vivir dignamente. Este escenario nos permite pensar que perpetúa la condición precaria de quienes lo integran. Y por otro lado, encontramos el desaliento y la represión a la ESS cuando los trabajadores se organizan autónomamente para producir de manera cooperativa, con posibilidades concretas de obtener buenos salarios e independencia ideológica del estado. Este sector independiente, además de convivir con la posibilidad de desalojo constantes, suele tener que tributarle al estado más de lo que las mismas fábricas lo hacían cuando estaban en manos privadas (FaSinPat es un caso testigo de esto último).

El debate sobre este tema es complejo, pero podemos concluir aquí que la ESS cumple una función más importante como complemento a la economía de mercado que como alternativa a esta. El estado suele alentar las prácticas ligadas a la ESS para aquellos que se encuentran fuera del mercado laboral sin darle posibilidad de movilidad social. Sin embargo, el mismo estado, respondiendo a las necesidades del capital, suele reprimir aquellos intentos de ESS en sectores donde se puede generar riqueza y una alternativa real a la producción bajo lógica capitalista. Socializar pobreza y privatizar riquezas es lo que el Estado propone una vez más.



*Cuando hablo de políticas de estado y no distingo entre los distintos gobiernos es porque no hay cambios relevantes entre las administraciones que se sucedieron. Se puede observar que con matices se mantiene una regularidad en la lógica y en las medidas tomadas

domingo, 4 de marzo de 2012

Apuntes sobre trabajo, informalidad y gremios

Desde 2008 hasta la fecha estamos presenciando el aumento paulatino pero constante de lo que se denomina conflictividad laboral. La conflictividad laboral es una estadística que se mide teniendo en cuenta el número de huelgas y cierres de fábricas por año. Luego de períodos en los que hubo niveles relativamente bajos de conflictividad, estamos en una etapa en que vemos el crecimiento de la acción directa como modo de lucha principalmente a partir del crecimiento de los cortes de calles como método. Repasemos un poco los números que provocan el aumento de la conflictividad laboral:

Negro sobre blanco

Del total de la población económicamente activa en la Argentina, el 84% de los asalariados cumplen sus tareas dentro del sector privado, mientras que el 16% restante lo hace dentro del sector público. Además, podemos remarcar que un 33,6% de los trabajadores cumplen sus tareas en lo que se denomina “informalidad laboral”. Este número se mantiene con una leve tendencia en baja en los últimos años, sin embargo sigue en porcentajes muy altos. Recordemos que trabajar en la informalidad consiste en que los asalariados no tienen aportes sociales, seguro de accidentes de trabajo, cobertura médica, aguinaldo, ni se les ata el salario a las negociaciones colectivas de trabajo, por lo que queda en absoluta desprotección ante la patronal que lo emplea.

Los sectores de la economía que presentan mayores índices de informalidad son la construcción, la producción agrícola, el trabajo doméstico y el trabajo en el sector textil. Esos sectores se han caracterizado tradicionalmente, en nuestro país, por tener niveles altos de trabajadores en condiciones informales. Incluso por las propias características de esos sectores, se vuelve muy complicado medir a ciencia cierta la magnitud del fenómeno. Se puede agregar, también, que el propio estado presenta un número importante de trabajadores no registrados: el 12% de los trabajadores asalariados empleados por el estado se encuentra en la informalidad. Como dato anecdótico podríamos mencionar que muchos trabajadores del Ministerio de Trabajo, organismo encargado de controlar el trabajo informal, se encuentran en situaciones irregulares de contratación.

Porcentajes de trabajadores no registrados sobre el total, divididos por región en la Argentina: GBA 34% / Cuyo 36% / NEA 41,5% / NOA 40,8% / Pampeana 31,7% / Patagónica 22,1%.

Podemos leer en una investigación realizada por Eleonora Peliza y María Elena López que “la informalidad también tiene efectos y amplía la brecha respecto de las condiciones de vida, el 45% de los trabajadores informales está debajo de la línea de pobreza (de los cuales el 17% son indigentes), mientras que en el sector formal la incidencia de la pobreza se reduce a 17% (3% de indigencia)”. Los números son muy claros y nos dan un panorama concreto del impacto en la vida de las condiciones laborales. Además, es importante agregar que “el 75% de los trabajadores informales no alcanza a cumplir un año en su trabajo y que la antigüedad promedio en el puesto de los informales es la mitad que entre los formales”.

Trabajadores sin gremios / Gremios sin trabajadores

Junto con el enorme número de trabajadores no registrados en Argentina, vivimos momentos en los que se conjugan un alto grado de desconfianza en los gremios de base por parte de los trabajadores, y empresarios que toman medidas para impedir la filiación gremial de sus empleados. Estos motivos dan como resultado una cantidad muy importante de trabajadores no agremiados entre los que se encuentran registrados. Para graficar esto es importante remarcar que el 63% de los trabajadores registrados en empresas privadas no se encuentran afiliados a sus sindicatos. Recordemos que son los sindicatos quienes negocian los convenios colectivos de trabajo, las condiciones laborales y son los habilitados para defender a los trabajadores ante atropellos o incumplimientos de las patronales.

Del total de las empresas radicadas en argentina el 87,6% no posee delegado gremial. Si segmentamos los datos podemos encontrar que en empresas de 10 a 49 empleados el 92,5% del total no posee delegados gremiales, ni junta interna, mientras que el 47,5% de las empresas con más de 200 empleados no posee representación gremial alguna. Cuanto más pequeña la empresa menos protección gremial tienen los trabajadores y menos posibilidades de agremiarse sin sufrir persecución o despidos.

Sería un error analizar este tema sin hacer mención, aunque no es el motivo de esta nota, al desgaste que ha sufrido la credibilidad de los gremios en los últimos 30 años. Luego de haberse convertido en faros de las reivindicaciones de los trabajadores hasta 1976, ha comenzado un proceso de alejamiento de las bases, cierre a la participación de los trabajadores, burocratización de la toma de decisiones y traición a los propios intereses de clase (obviamente hay algunos casos excepcionales). Estos argumentos, sin duda, aportan su cuota para que tengamos estas grandes cantidades de trabajadores no agremiados. Tampoco es menor, en este punto, la campaña que realizan los medios de comunicación de masas ante las acciones gremiales realizadas por los trabajadores, condenándolas públicamente, poniendo como sinónimos las palabras: gremialistas y delincuente.

Sin embargo, lo que queda claro es que la informalidad laboral y en menor medida los altos niveles de trabajadores no agremiados, son pilares que sirven de sostén a empresarios que se enriquecen con el crecimiento de la economía a “tasas chinas”* en los últimos 9 años. Este crecimiento de la economía de la Argentina no tiene correlación directa en la realidad de los trabajadores. Según la Encuesta Permanente de Hogares en el 3° trimestre de 2011 el 22,2% de los hogares viven con menos de 4500 mensuales. Estos hogares, compuestos por trabajadores (principalmente informales) y desempleados no cuentan con protección de salud de ningún tipo, tiene problemas para enviar a sus hijos a la escuela, etc.

Ante casi una década de una economía que crece incesantemente y un estado que presenta records en recaudaciones todos los años, la lógica del capital y la inexistencia de políticas de protección concretas para proteger los derechos de los trabajadores, muestran la cara depredadora del sistema condenando a la informalidad y a la marginalidad a grandes masas de la población. El camino es la organización de la resistencia que se encuentra en ascenso.


*La tasa de crecimiento del PBI de la Republica Popuar de China ha sido la más alta del mundo en los útlimos 15 años rondando el 10% anual. Cuando un país presenta cifras similares de crecimiento del PBI se dice que crece a “Tasas Chinas”

Fuentes estadísticas: INDEC / TEL